Antes de las vacaciones de Navidad, propuse a los alumnos enviarse una carta como "amigos invisibles" entre ellos. De esta forma, aprenderían a escribir correctamente una carta como se ha hecho toda la vida. Para la gran mayoría, era la primera vez que escribían una carta y la enviaban por correo postal.
Pero eso no era todo, ya que pedí a los alumnos que el contenido de la carta por una parte fuera para felicitar las fiestas y por otra parte, dedicaran unas cuantas frases a describir las bonitas cualidades del compañero que les había tocado como "amigo invisible".
Para respetar su intimidad, no leí demasiadas de ellas, pero fue suficiente para comprobar que los alumnos se quieren, que conocen sus virtudes y que, sin apenas esfuerzo, sacan a relucir la parte más positiva de sus compañeros. ¡Fue genial!
Después, como no, fuimos hasta el buzón de correos del pueblo para echar cada una de nuestras cartas.
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